lunes, 1 de septiembre de 2008

Suddenly September








Y así, de repente, llegó el mes de la cuesta arriba. Porque al contrario de lo que se suele decir, no es Enero el peor mes del año. Sí es verdad que tras los excesos de las Navidades, la subida puede ser de campeonato, pero Septiembre, para mí, siempre ha sido mucho peor. Ya no es sólo la crisis económica, porque en vacaciones gastamos casi tanto o incluso más, que en las fiestas navideñas. Septiembre nos trae la depresión post-vacacional, el paulatino enfriamiento del clima, las primeras lluvias (excepto en Galicia, que no hay primeras ni últimas, "chove despois de chover"), la vuelta al trabajo, el reengancharse a la rutina de madrugar-trabajar-comer-trabajar-cenar-dormir. El dejar a un lado la vida social para volve a concentrarse en la laboral. En fin, que mucho peor que Enero, creedme!

Yo, a pesar de haber trabajado en agosto, la semana pasada me tocó ir a un congreso en Francia, país en el que nunca había estado, así que, dado que me pagué yo el viaje, me lo tomé un poco como unas vacaciones. Estuve en Nancy, en el noreste, y es un pueblo precioso. Pero como tenía que coger el vuelo cerca de París, a la vuelta, tuve 3 horas para visitar la ciudad. Y claro, qué demonios hacer con 180 minutos en la capital francesa? No da tiempo a nada! Así que pensé, durante 10 minutos, de todos los monumentos y lugares famosos de la ciudad de la luz (con permiso de Lisboa, que tiene la luz más bonita que jamás haya visto), cuál me apetecía más conocer en el escaso tiempo del que disponía. Lo sentí mucho por el arco del triunfo, el museo del Louvre, la catedral de Notre Dame o los campos Elíseos. Mi decisión final fué coger el metro y plantarme bajo la Torre Eiffel. Y no puedo decir que me arrepienta. Es espectacular y sobrecogedora. Claro que tampoco tuve tiempo para subirme, las colas eran de aproximadamente una hora, y además, cargando con la maleta, igual no me dejaban entrar al ascensor, pero tan sólo el hecho de estar bajo uno de sus pilares, te hace sentir insignificante.

A pesar del poco tiempo, París me dejó buen sabor de boca. Quiero volver algún día, con más de 180 minutos disponibles para callejear y visitar todos aquellos lugares que hasta ahora sólo viven en mi mente en forma de fotografía o de postal. Pero claro, Septiembre ha aparecido de sopetón, y con él, la vuelta a la cruda realidad. No vuelvo a tener vacaciones hasta Diciembre...y para entonces, no sé siquiera si tendré suficiente dinero ahorrado para irme de viaje...supongo que tendré que conformarme con seguir soñando.





Café au lait en una cafetería de París, la catedral de Nancy, la pequeña ciudad donde se realizaba el congreso al que fuí, y la Torre Eiffel, vista desde el metro, que sale a superficie a la altura de la torre.

2 comentarios:

Danny Boy dijo...

Y que lo digas, septiembre marca el final del verano, de la diversión, de la fiesta,... e indica el inicio del otoño, de las tardes grises y de las hojas cayendo de los árboles. Sólo nos queda invernar y esperar a la primavera, je je je.
Hacía mucho tiempo que no me pasaba por aquí, encantado de volver.

1 beso

vintxuca dijo...

Que envidiaaaa!! me encantaría ver la torre, y la veré, como con el Colisseum de Roma que hasta que lo vi y lo fusilé a fotos no paré. Estoy de acuerdo contigo en lo de Lisboa, es una ciudad increíble, yo voy siempre que puedo y recuerdo a mis 14 pasar un verano entero alli, en casa de unos amigos. Adoro viajar, pero ultimamente currando 10h al día lo tengo difícil, mi hermana se va a vivir esre año a un pueblo a unos 20 minutos de Londres a dar clases todo el curso, así que en mis vacaciones no tengo excusa....
Un saludiño y como siempre un millón de "mercis" por tus comentarios.