lunes, 22 de octubre de 2007


A veces me paro a pensar en la cantidad de cosas que siempre dejo pendientes, pensando en que mañana habrá tiempo para todo. Me asombra ver como dejamos pasar la vida ante nuestros ojos sin hacer nada, un día tras otro, que merezca la pena. Pero la vida es así. No la desaprovechamos, tampoco es eso. Si nos paramos a ver cuantos momentos felices podemos contabilizar, seguro que hay muchos. Es sólo que de vez en cuando hay que hacer un balance, y no siempre sale a ganar. En el saco del “debe” guardamos miles de proyectos, ideas, sueños que perseguir. Y no nos preocupa porque siempre hay un mañana, ese tiempo en que creemos que podremos hacer todo. “Me preocupa el futuro porque es allí donde pasaré el resto de mi vida”, decía Woody Allen. El problema llega cuando no hay futuro. Si viviéramos cada día como si fuera el último quizás…quizás…tal vez…es posible…seríamos más felices, y la sensación de malgastar el tiempo desaparecería. Por eso da rabia cuando el futuro se acaba, cuando la vida te dice: hasta aquí hemos llegado, tu tiempo se ha agotado, ya no hay más, todo acaba aquí. A veces ese momento llega antes de lo esperado, llega injustamente pronto. Y la rabia es aún mayor, porque si has tenido tiempo y no has hecho nada, se siente, ya es tarde. Pero si cuando tenías la vida por delante un maldito camión se cruza en tu camino, entonces, no hay palabras para describirlo. Rabia, injusticia, dolor y muchas lágrimas, por las palabras no dichas, por los proyectos inacabados, por las ilusiones de toda una vida que tenías por delante, por todos los sueños que ya no se cumplirán. Por eso, y por todo lo demás, hemos llorado ayer, lloramos hoy y lloraremos mañana. Por eso, adiós amiga. Porque en mi saco del “debe” guardaré siempre una lágrima por ti, porque no hay suficientes en el mundo que expresen lo que duele perderte.

3 comentarios:

Mar dijo...

Uno jamás sabe cuál será su último minuto, la última vez que hablará con sus seres queridos... Mira Cebrián, con 41 años, primer y último infarto... Ni tiempo le dió de saber que sufría del corazón. Qué razón tenían los clásicos con esa frase tan manida y gastada por el uso de "Carpe Diem".
Siento lo de tu amiga, por desgracia todos los días hay gente que pierde amigos y familiares en accidentes y casi parece que sea lo habitual y lo acostumbrado, igual que las noticias horrendas que vemos en la tele. Uno no sabe si es mejor hacer callo, acostumbrarse para que duela menos, a costa de convertirse en un cínico insensible, o seguir sufriendo todos los días por cosas que no puede arreglar, pero tener algo latiendo dentro, al fin y al cabo, que es lo que se dice que nos hace personas...

Danny Boy dijo...

Quizá mis palabras no puedan consolarte, y quizá mis lagrimas sean demasiado ajenas para alegrarte en estos momentos... es tan triste perder a alguien tan pronto, que cualquier palabras se queda corta... lo unico que puedo decirte, es un simple y llano lo siento.

Ed dijo...

Desgraciadamente, la fragilidad es una característica inherente a la vida humana. Desde mi humilde rincón, solo quiero manifestarte mi más sincero apoyo, y mi deseo de que las sonrisas asomen de nuevo en tu rostro por mucho tiempo.

1 abrazo